El segundo día miércoles de cada mes de octubre de cada año y a partir de la resolución de la Asamblea General de las NN.UU se designó como Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales como medio de promover una cultura mundial de reducción de los desastres naturales, que comprenda prevenirlos, mitigarlos y estar preparados para ellos.
En Bolivia los desastres naturales están íntimamente ligados al cambio climático, el fenómeno ENSO (El Niño Southern Oscilation por sus siglas en inglés) ha afectado grandemente en las décadas de 1980, 1990 y recientemente su influencia se sintió a fines del 2006, hasta principios de mayo del 2007: se manifestó a través de pérdidas asociadas con ocho tipos de eventos: inundaciones, sequía, granizada, heladas, desbordamientos, riada (aluvión), vientos huracanados (vendaval) y lluvias; a su vez se provocaron enfermedades que en muchos casos se
mantuvieron en estado de alerta, ante la posibilidad de derivar en Epidemias, como el caso de Dengue, Lepstospirosis y Fiebre Amarilla
mantuvieron en estado de alerta, ante la posibilidad de derivar en Epidemias, como el caso de Dengue, Lepstospirosis y Fiebre Amarilla
La preparación, y la prevención son dos tareas inmediatas que las organizaciones nacionales y la cooperación internacional deben encarar en función de reducir el riesgo y lograr comunidades mas seguras.
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