Poblaciones indígena-originarias de la tercera edad, quedan al desamparo de las políticas públicas en países con escaso desarrollo. La falta de atención de las necesidades mínimas para la pervivencia de estos conglomerados humanos, han llevado a considerar la mendicidad como su medio de vida.
La dignidad, tan remarcada en los presupuestos locales, a veces es contradictoria a los estados de abandono y postración de sus poblaciones. Generar incentivos locales para la creación de albergues y centros de asistencia social deben ser los mayores logros en materia social.
Los recursos de los tesoros municipales destinados a grupos vulnerables y con alto riesgo, no contemplan la creación de albergues o casa de acogida para adultos mayores en situación de abandono, por ello la culminación de estados de vida de poblaciones pobres es la indigencia.
Una de las políticas adecuadas para atender estos desequilibrios sociales es la generación de presupuestos a partir de los centavos de diferencia en los precios de los productos y que pueden ser recaudados por los comercios y prestadores de servicios, y que deberían ser reportados a las unidades de recaudación para la manutención de centros asistenciales.
Con la finalidad de incentivar una adecuada política fiscal municipal en favor de los grupos vulnerables, se debe primero transformar la visión de los tecnócratas que están en las oficinas ediles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario